"Creo
que todos los días deberíamos recordar que hay españoles que trabajan de sol a
sol..."
Me gusta pasear al final del atardecer como, supongo, a todos los que amamos la fotografía. La "hora mágica la llaman", aunque en realidad son nada más que unos minutos. El sol todavía ilumina, aunque con luz mortecina. Las farolas comienzan a encenderse y los escaparates de los comercios empiezan a destacar sobre las fachadas. Esto último fue lo que llamó nuestra atención sobre la peluquería de Jose. Teresa y yo decidimos entrar a saludarlo. La fachada del local no es atractiva, pero el calor de la habitacion y la sonrisa del anfitrión lo hacían acogedor al entrar.
Acababa
de terminar con la última clienta de ese día. Cuando abrió su peluquería no
hacía mucho rato que había amanecido. Creo que todos los días deberíamos
recordar que hay españoles que trabajan de sol a sol... Enseguida Teresa y él
entablaron la conversación. Yo revisaba en la pantalla de mi cámara las fotos
que acababa de hacer en la calle cuando ví la oportunidad de capturar un foto
interesante. No había mucha luz en el interior de la peluquería: tocaba abrir
diafragma, subir ISO y bajar la velocidad. Percibía en su conversación el
reflejo del cansancio de la larga jornada junto a la satisfacción que produce
el deber cumplido. Eran los primeros minutos de relax, los últimos en su
comercio antes de retirarse a descansar para afrontar una nueva jornada.
Entonces sonó su teléfono y aproveché su distracción. Clack-clack.
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